Internacionales
Descubren la misteriosa doble vida de un piloto tras estrellarse su avión
Jordan Aaron era el gerente de un restaurante de sushi en Carson City, y alguna vez se había postulado como juez de paz en Arizona. Antonio Pastini era un impulsivo ex policía de Chicago que se había hecho amigo de un magnate de los burdeles y había vivido una ruda juventud en la Ciudad Ventosa, que emulaba una mezcla de mafiosos y rebeldes.
No obstante, ambos eran la misma persona.
Usaba dos nombres y dos números de Seguridad Social. Tenía diferentes licencias de conducir y cuentas bancarias bajo los dos nombres, según narró una ex esposa. Esta mujer, una de sus cuatro ex, afirmó en documentos judiciales que él tenía múltiples identidades para esconder dinero, y que sospechaba que él tenía «problemas con la ley».

Sin embargo, podría haber vivido sus días simplemente como Tony Pastini, el policía jubilado y charlatán, si su Cessna bimotor no hubiese caído 7.800 pies, el 3 de febrero pasado, en un suburbio del Condado de Orange, matándolo a él y a otras cuatro personas que estaban en el vuelo.
Entre los restos humeantes, los investigadores notaron una placa perteneciente al policía retirado de Chicago #15599. El descubrimiento ayudaría a desentrañar los hilos de una historia de vida que Pastini elaboró durante tres décadas. Resultó que el hombre, de 75 años de edad, nunca había sido policía en Chicago, aunque al parecer lo deseaba.
«Tony… amaba a los policías», señaló Jeff Partyka, un sargento retirado de la policía de Reno que frecuentaba una tienda de delicatessen que Pastini tenía en los años 1990. «No acudían a su restaurante por cuestiones de la ley. Él siempre era amable y respetuoso y en realidad vendía una comida bastante buena».
Los investigadores federales podrían tardar 18 meses, o más, en indagar la causa del accidente fatal. Probablemente examinarán la condición médica del piloto y los tres días anteriores que precedieron al choque, en busca de fatiga y otras «situaciones de alto estrés», explicó Peter Knudson, un portavoz de la Junta Nacional de Seguridad del Transporte (NTSB).
Sólo en circunstancias excepcionales, como cuando se sospecha de un suicidio, la NTSB se adentra en la historia de un piloto, indicó Barry Schiff, piloto y consultor de seguridad de la aviación. «Hay muchas personas extrañas por ahí piloteando aviones», dijo. «Aunque eso no tenga que ver con su forma de pilotear».

En un informe, la NTSB remarcó que, en la tarde del 3 de febrero, un controlador de tráfico aéreo advirtió a Pastini en el despegue del Aeropuerto Municipal de Fullerton que se dirigían hacia un mal clima.
Si ignoró la advertencia, no fue la primera vez que se opuso a las convenciones del aire. En una mañana de enero de 1977, Pastini volaba desde Las Vegas a Long Beach cuando el clima se tornó helado. Las nubes y la niebla dificultaban el vuelo a la vista. En lugar de regresar o cambiar su ruta, le mintió al control de tráfico aéreo, dijo que sabía volar por instrumentos, y terminó el vuelo. Un juez calificó su indiferencia ante las reglas del espacio aéreo como «una amenaza potencial para él, su pasajero y otros usuarios del sistema», y suspendió su licencia por 120 días.

Tres años más tarde, su avión no pasó las inspecciones; tenía un registro temporal vencido y goteaba líquido de un freno. Entonces, perdió su licencia por 30 días.
Para Richard Wittry, el abogado de la Administración Federal de Aviación (FAA, por sus siglas en inglés) que procesó a Pastini por el incidente anterior, la ofensa mostró que «tenía una actitud arrogante hacia su responsabilidad como piloto al mando de su nave privada».
«Le dijo al controlador de tráfico aéreo un hecho vital que no era cierto», dijo Wittry, ahora de 84 años, en una entrevista. «Él sabía que no estaba calificado para volar por instrumentos. Ese es un mal presagio; un accidente que podría suceder».
Durante años, los restaurantes de Pastini fueron elegidos por la policía. Disfrutaba de ser conocido como uno de ellos, tanto por la camaradería que inspiraba en la policía de Nevada como por el impulso que esto brindaba a sus negocios, afirmó Marc Picker, su ex abogado.
Les daba descuentos a los oficiales que iban a comer con sus familias; organizaba eventos para recaudar fondos para policías a los que se les habían enviado bombas por correo, habían sido tiroteados por ladrones y resultado muertos en accidentes de entrenamiento. Una pared de su delien Reno estaba cubierta de insignias policiales.
Después de su muerte y de que los investigadores federales lo identificaran como un ex policía, el Departamento de Policía de Chicago, el sindicato policial y una asociación de oficiales retirados declararon que nadie llamado Antonio Pastini había sido oficial de la ciudad. Eso se aplicaba a otros dos nombres que Pastini también había usado, dijeron. La insignia que llevaba al morir había sido reportada como desaparecida en 1978.
El sobrino de Pastini, Gary Willis, insistió en que su tío «realmente era un oficial de policía» y que tenía «razones perfectamente legítimas» para cambiar su nombre. No explicó cuáles eran esas razones, más allá de sugerir que quería comenzar una nueva vida después de dejar el trabajo policial. «Cuando los policías dejan ese estilo de vida, realmente quieren dejarlo atrás», afirmó. «Están hartos de esa vida. Esa puede ser la razón para el cambio de nombre».
Pero cuando Pastini abrió una serie de tiendas de comida en Nevada, a principios de la década de 1990, promocionó abiertamente su pasado en la aplicación de la ley. Le dijo al Reno Gazette-Journal que se había retirado en 1986 con el rango de «sargento detective», después de una carrera de 17 años en la policía de Chicago.
Él entretenía a los reporteros con una historia de vida transcurrida a «ambos lados de la ley, como un criminal y como un policía», escribió el periódico de Reno en 1997. Recordaba su juventud, luchando contra los alemanes del vecindario y corriendo con «un pequeño grupo de matones con el cabello engominado».
Le decía a los reporteros que era un marine que había tenido base en Japón, algo que la Infantería de Marina rebate.
Como hombre de negocios, Pastini demandó a un columnista por decir que los perros calientes de res que vendía estaban hechos de cerdo. Escribía cartas a los periódicos que se atrevían a publicar las inspecciones sanitarias fallidas de sus tiendas.
«Era un charlatán, decía las cosas como le salían», afirmó Partyka. «No le importaba nada lo que la gente pensara de él».
A principios de la década de 1990, Pastini conoció a Dennis Hof, un empresario propietario de burdeles legales en Nevada. Esto ocurrió años antes de que Hof encontrara la fama gracias a un programa de HBO sobre sus burdeles, y antes de su campaña por un escaño en la Asamblea estatal, que ganó el año pasado a título póstumo. En ocasiones, Pastini llevaba en su aeronave a las mujeres que trabajaban en el Moonlite Bunny Ranch, el burdel de Hof ubicado cerca de Carson City, así como al hombre de mantenimiento del burdel, dijo Zack Hames, asistente ejecutivo de Hof.
En un video del cumpleaños número 72 de Hof, en octubre pasado, llama a Pastini «mi piloto». «El mejor tipo; amo a este tipo», dice Hof. «Un policía de Chicago».
Antonio Peter Pastini nació como Jordan Albert Isaacson, a mediados de 1940. Nacido en Illinois, fue atraído por California en su juventud por «sus ganas de explorar», afirmó Willis, su sobrino.
A los 22 años, sufrió un accidente de motocicleta tan extraño que fue publicado por el periódico Signal, en Santa Clarita. Se tambaleó en el porche de una anciana y se aferró a su pecho, mientras «le brotaba» la sangre a borbotones.
«Él contó que había estado manejando su motocicleta con amigos cuando alguien le arrojó una lata de cerveza», informó el periódico.
En la década de 1970, tenía estaciones de servicio, camiones de remolque y una compañía de estéreos. También piloteaba aviones pequeños. Richard Yorty, su socio en la compañía de estéreos, recuerda que hacía excursiones a Las Vegas en días laborales. «Solíamos despegar alrededor del mediodía, volar a Las Vegas y regresar alrededor de las 5 o 6», contó Yorty, ahora de 64 años.
Las peticiones civiles para los cambios de nombre que Pastini presentó en los tribunales de Arizona y California ofrecen poca explicación de las causas. Cuando legalmente se convirtió en Jordan «Ike» Aaron, en 1981, le dijo a un tribunal de Arizona que ya tenía ese nombre en California. Al año siguiente, se postuló para juez de paz en Bullhead City con ese nombre, según informó el Arizona Republic en ese momento. Cuando lo modificó a Antonio Peter Pastini, en 2008, escribió en una petición que ya usaba ese mote profesionalmente.
Durante un divorcio, en 2001, la cuarta esposa de Pastini alegó que el hombre tenía licencias de conducir y cuentas bancarias con varios nombres.
En una presentación ante el tribunal, su ex esposa incluyó un formulario W-2 del restaurante de sushi de Pastini que mostraba que Jordan Aaron y Antonio Pastini percibían un salario en 2000, con diferentes números de Seguro Social. Jordan Aaron estaba incluido en los registros de constitución como gerente, Antonio Pastini como CEO.
Pastini no podía obtener una licencia de venta de alcohol a su nombre porque «tenía algunos problemas con la ley», afirmó el abogado de la ex esposa en otra presentación. Una evaluación criminal, hecha cuando cambió su identidad en 2008, mostró que había sido arrestado -pero no acusado- en 1989, por «engaño» en Nevada.
El Times solicitó registros de las medidas de ejecución tomadas contra Antonio Pastini, Jordan Aaron y Jordan Isaacson por parte de la Junta de Control de Juego de Nevada, que regula las apuestas en el estado. La junta tenía registros de los tres nombres, pero informó que son confidenciales conforme la ley de ese estado.
La única persona que conoce toda la historia, al parecer, se subió a su Cessna 414A en el Aeropuerto Municipal de Fullerton la tarde del 3 de febrero, con destino al Aeropuerto de Minden-Tahoe, en Nevada. Cinco minutos después, el avión de Pastini irrumpió entre las nubes sobre Yorba Linda, y se desplomó hacia el suelo, según testigos. La cola y el ala izquierda se cortaron cuando el piloto intentó remontar el avión de la caida.
El ala que contenía un tanque de combustible golpeó una casa, donde seis personas se habían reunido para ver el Super Bowl. Dos resultaron heridos, con graves quemaduras. Los otros cuatro murieron: Roy Lee Anderson y Dahlia Marlies Leber Anderson, una pareja que le llevaba el periódico a un vecino anciano todas las mañanas y le ayudaba con el mantenimiento; y Stacie Norene Leber y Donald Paul Elliott, familiares de los Anderson, que estaban de visita ese domingo por la tarde.
Willis, el sobrino de Pastini, consideró que el hecho fue «simplemente un trágico accidente».
A su tío, dijo, le encantaba volar, «tal como un ciclista ama la libertad de la carretera. Sólo estaban él y el cielo».
Internacionales
Revelan vídeo impactante de terrorista atacando a personas en un parque de Sidney
En redes sociales circula un vídeo impactante que muestra el momento exacto del atentado terrorista en Bondi Beach, Sídney, Australia.
Diversos medios internacionales han compartido el vídeo que muestra al responsable del atentado disparando contra asistentes a una festividad judía.
Además, atacó a civiles que se encontraban auxiliando a los que resultaron lesionados tras el ataque.
Este material videográfico ahora forma parte de la investigación que autoridades australianas desarrollan bajo la hipótesis de terrorismo y que ha generado conmoción mundial por la crudeza de las escenas registradas
Internacionales
Sube a 15 el balance de muertos por ataque durante festividad judía en Australia
Al menos 15 personas murieron en el ataque a tiros contra un grupo que celebraba una festividad judía el domingo en una playa de Sídney, en Australia, informó la policía en un balance que suma a uno de los atacantes.
«La policía puede confirmar que 16 personas fallecieron y 40 permanecen hospitalizadas tras el tiroteo de ayer», dijo en X la policía de Nueva Gales del Sur, en la madrugada del lunes.
Este balance de 16 fallecidos incluye a uno de los sospechosos, que murió durante la balacera, precisó después la policía a AFP.
Dos hombres abrieron fuego el domingo en Bondi Beach, una de las playas más populares de Australia, contra cerca de 1.000 personas que celebraban la festividad judía de Janucá, un ataque calificado de «terrorista» y «antisemita» por las autoridades.
Internacionales
Las detenciones de migrantes disminuyen el 85 % en la frontera de San Diego con Tijuana
Después de ser uno de los escenarios con mayor flujo migratorio irregular, los encuentros en la frontera en el sector San Diego, Estados Unidos; con Tijuana, México, cayeron el 85 % en el año fiscal 2025 (del 1° de octubre de 2024 a septiembre de 2025), en comparación con el año fiscal anterior.
Aunque la cifra es drástica, la Patrulla Fronteriza de San Diego busca que las detenciones lleguen a cero.
Los registros indican que el año fiscal 2024 cerró con más de 324,000 detenciones, pero para el año fiscal 2025 el total se redujo a 49,000. La mayoría de arrestos son de migrantes de México, Guatemala, Colombia, Turquía y China.
En lo que va del año fiscal 2026, ha efectuado 2,000 aprehensiones.
Antes, los agentes detenían entre 500 a 1,000 migrantes al día, pero con las nuevas estrategias implementadas en la frontera, bajó a 30 personas por día.
En San Diego, la primera señal para detener la migración irregular es un muro fronterizo de 6 metros de altura, seguido de otra barrera similar de 9 metros de altura. El agente de la Patrulla Fronteriza del sector, Gerardo Gutiérrez, explicó que la doble infraestructura les ayuda a intervenir a tiempo los cruces irregulares.
Según las autoridades, un migrante se tarda entre cinco a 10 minutos en saltar el primer muro, pero su meta se complica con la segunda edificación, y con ello, la Patrulla Fronteriza puede intervenir de inmediato.
«Los muros nos proveen tiempo para responder a las incursiones ilegales y fueron construidos inicialmente para parar los vehículos, pero ahora es para disuadir los cruces irregulares de las personas. Brincar el muro es peligroso y no se debe hacer, solo hay una manera de entrar a Esta-dos Unidos y es a través de la vía legal», detalló Gutiérrez.
Además, son 2,000 agentes que vigilan día y noche los 90 kilómetros de muro correspondientes a esta zona, especialmente ahora que los traficantes operan con drones para ingresar a grupos de tres a 15 migrantes.
Para los próximos dos o tres años, la Patrulla Fronteriza planea contratar a 800 agentes adicionales para reforzar la guardia.
«Hemos detectado que los contrabandistas, los carteles y trata de personas, usan drones para vigilarnos y de esa manera enviar a los grupos para pasar donde no estamos nosotros. Pero aunque usen drones nosotros estamos al tanto, los vamos a detectar y los vamos a arrestar», afirmó Gutiérrez.
El agente aseguró que están un paso adelante de los traficantes, ya que utilizan tecnología de última generación. La agencia cuenta con cámaras infrarrojas y otras con Inteligencia Artificial que son capaces de analizar información, reconocer patrones y generar alertas. Agregado a esto, hay sensores por todas partes.
«Nuestra frontera está sellada para la migración irregular. La gente no debe de cruzar, la frontera está más protegida, no vale la pena que confíen en los criminales», aseguró.
Otras de sus estrategias son los patrullajes «espejo» en conjunto con las autoridades mexicanas. Las operaciones se llevan a cabo de manera simultánea en la mismas zonas de la frontera para disuadir la migración irregular, y si se comete un delito cualquiera de las dos autoridades pueden intervenir desde su lado.
«Las personas que cruzan a los migrantes de manera ilegal mienten, les dicen a los migrantes que la travesía será fácil, sencilla y que no habrá peligro, pero la realidad no es esa», advirtió Gutiérrez.
A criterio del oficial, los que más ganan con la entrada irregular a los Estados Unidos son los grupos criminales, ya que lo único que les importa es el dinero.
Si un migrante ingresa al territorio de manera irregular por primera vez se expone a una multa de $1,000 y a un año de prisión, pero si se trata de la segunda vez, la penalización llega a los $5,000 con castigo de hasta dos años de cárcel.










